"Las campañas electorales pueden considerarse fases de comunicación política condensada, porque en ellas las batallas posicionales de los partidos llegan a su punto álgido durante un periodo de tiempo muy concreto y relativamente corto, y se centran en temas y personas. Una función central de la comunicación de campaña electoral y de la comunicación política en su conjunto es la persuasión, es decir, el intento de influir en las opiniones y actitudes de los destinatarios con el fin último de conseguir el mayor número posible de votos para el propio partido. Para ello, los actores se concentran en eslóganes o lemas concisos y breves con el fin de convencer a la gente de su propia posición y movilizar a sus partidarios, para lo que se utilizan estrategias lingüísticas específicas. Las estrategias lingüísticas se utilizan en diversos tipos de textos y discursos de la campaña electoral. El programa electoral desempeña un papel central, ya que todos los demás textos de campaña y géneros discursivos se remontan a este texto. Sin embargo, los programas electorales se consideran a veces los clásicos desiertos de plomo. No sólo son largos, sino también lingüísticamente complejos: están salpicados de palabras extranjeras y técnicas, por ejemplo. Por eso existen los carteles, los folletos, los programas cortos y los redactados en lenguaje llano, para llegar al amplio electorado y a determinados destinatarios".

Hanna Poloschek, Christine Riess & David Römer analizan "El lenguaje de la campaña electoral: los Verdes y el FDP". Puede consultar el blog lingüístico sobre estas y otras contribuciones aquí.