Notas de lectura del seminario avanzado WS: 2024/25, "Mujeres en el mundo del narcotráfico: La novela Coleccionistas de polvos raros (2007) de Pilar Quintana".
Entrada de blog de Emilia Stella Härty y Janina Schneider (del 26/03/2025)
Diseño formal e impresiones de lectura
La novela de Pilar Quintana Coleccionistas de polvos raros se caracteriza por un diseño formal especial que utiliza tanto elementos lingüísticos como narrativos para enfatizar los temas centrales. La puntuación poco convencional, en particular la ausencia de comillas en el discurso literal, obliga al lector a comprometerse activamente con el texto. Los diálogos están marcados exclusivamente por guiones, lo que exige una mayor concentración. Además, el texto en cursiva enfatiza ciertos pasajes, como la canción de Pink Floyd (véase el lema inicial), creando así una diferenciación deliberada de los niveles lingüísticos.
El diseño lingüístico está fuertemente caracterizado por el argot colombiano, que no sólo contribuye a la autenticidad de los personajes, sino que también refleja su origen social y su nivel de educación. Al mismo tiempo, esto puede suponer un reto para los lectores no hispanohablantes o menos familiarizados con el contexto colombiano. La novela también evoca una amplia gama de emociones, desde la opresión y el asco hasta la ira y la vergüenza social. La descripción explícita de las desigualdades sociales, las relaciones de poder y la violencia sexualizada crea un nivel afectivo que estimula una reflexión más profunda. El estilo narrativo multiperspectivo, en particular, refuerza este efecto, ya que permite diferentes perspectivas sobre los acontecimientos.
A nivel narratológico, la novela se caracteriza por una focalización compleja. La historia se divide en dos secciones principales, que se estructuran con las referencias temporales "21:45" y "23:45". En la primera sección, la historia se cuenta desde el punto de vista de La Flaca, cuya visión del mundo ya está influida por una perspectiva culturalmente masculina. En la segunda sección, el punto de vista principal se desplaza al Mono Estrada, cuya percepción puede generalizarse como representativa de las estructuras patriarcales. Aunque este estilo narrativo multiperspectivo dificulta la comprensión coherente de la trama, también permite profundizar en la dinámica social de múltiples capas.
Quintana utiliza diferentes niveles de focalización, que pueden describirse según Gérard Genette, y alterna entre variables de focalización interna. Mientras que el Mono Estrada aparece en algunos pasajes como narrador omnisciente, en otras secciones se utiliza un estilo narrativo heterodiegético o un discurso experimentado. La estructura fragmentaria del texto contribuye a que las conexiones sólo se aclaren gradualmente, lo que puede suponer un reto adicional para los lectores inexpertos.
A pesar de su extensión comparativamente corta, de unas 200 páginas, la novela despliega un complejo entramado de personajes y tramas que arrastra al lector a una red de relaciones amorosas caracterizadas por desequilibrios de poder, que están bajo el muy ambivalente "patrocinio" del narcotráfico. La ambigüedad del texto permite discusiones (controvertidas) sobre el enfoque temático: desde las desigualdades sociales y los conflictos madre-hija hasta la representación del deseo masculino. El entrelazamiento de aspectos formales y temáticos hace de Coleccionistas de polvos raros una novela exigente pero extremadamente perspicaz, que desafía al lector tanto emocional como intelectualmente.
Entrada de blog de Rosalie Nadler y Natascha Lea Schmolz (del 26.03.2025)
Relevancia de la novela para los estudios de género y para el proyecto de investigación
La novela "Coleccionistas de polvos raros" tematiza las relaciones de poder específicas de género y las estructuras patriarcales. La primera mitad se narra desde la perspectiva de La Flaca, cuya autoimagen se caracteriza por la mirada masculina. Utiliza su sexualidad estratégicamente, pero no es percibida como una pareja igualitaria, sino como un objeto de deseo masculino. Su objetivo es alcanzar estatus y riqueza más allá de su educación. Otros personajes femeninos también se caracterizan por estereotipos patriarcales: Estelita encarna el papel de madre abnegada, mientras que Susana, como hija de un político rico, contrasta con La Flaca. Ambas mujeres (La Flaca - Susana) se dividen en la dicotomía tradicional de "santa" y "puta", que ilustra la competencia interiorizada entre las mujeres en torno a dos necesidades masculinas diferentes: el deseo, por un lado, y la reproducción y el cuidado, por otro.
En la segunda mitad, la perspectiva narrativa se desplaza al Mono Estrada, que muestra cómo los hombres sufren las expectativas patriarcales sin reflexionar sobre ellas. Aunque es un privilegiado por su género y estatus social, se siente inseguro debido a la presión de las normas de masculinidad. Se mide con otros hombres, los ve como competencia y reduce el amor al poder y al físico superficial heteronormativo. Sin embargo, la narrativa de su personaje deja claro que el mono Estrada tiene tendencias homosexuales o bisexuales. Su fascinación por los artistas del travestismo apunta a una sexualidad reprimida, al tiempo que reproduce estereotipos sexistas de la mujer.
La novela combina el feminismo materialista con una crítica de las estructuras narcocapitalistas y muestra que todos los géneros sufren bajo el patriarcado, ya sea a través de la cosificación, las dudas sobre sí mismos o los modelos de conducta interiorizados.
El libro es una obra idónea para el proyecto de investigación "Pequeña soberanía", ya que ilumina los sutiles mecanismos de poder y control en contextos cotidianos, a menudo poco visibles. En lugar de centrarse en las estructuras de poder clásicas, el libro muestra cómo se negocia la soberanía en las relaciones personales, los márgenes sociales y las redes informales, un tema central del proyecto de investigación.
Un aspecto clave es la forma en que se distribuye el poder en las relaciones interpersonales. Los personajes de Quintana se ven a menudo atrapados en situaciones en las que se enfrentan a jerarquías invisibles. Sus protagonistas se encuentran en circunstancias sociales y económicas precarias en las que las instituciones estatales fallan o apenas están presentes. En su lugar, las estrategias individuales de supervivencia, las normas informales y las dependencias personales determinan la dinámica dentro de las narraciones. Estos pequeños cambios en el poder, que no están legitimados por posiciones oficiales, reflejan precisamente el tipo de soberanía que investiga el proyecto de investigación: un poder que no se impone desde arriba, sino que se ejerce en la vida cotidiana a través de las relaciones y las limitaciones sociales.
Quintana también aborda el papel de las figuras marginadas de la sociedad: personas que viven en regiones remotas o en contextos sociales inestables. En estos espacios surgen formas alternativas de orden que revisten especial interés para el proyecto de investigación. El libro de Quintana muestra que la soberanía existe no sólo en las grandes estructuras políticas, sino también en las luchas cotidianas por la autonomía y la influencia. El libro ilustra cómo se ejerce la agencia individual en un entorno caracterizado por la inseguridad y la desigualdad social.